miércoles, 12 de mayo de 2010

La aventura de ser maestro

La aventura de ser maestro

José M. Esteve
Universidad de Málaga
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Ponencia presentada en las XXXI Jornadas de Centros Educativos
Universidad de Navarra. 4 de febrero de 2003
Tras veinticinco años de recorrido profesional, el autor afirma que se aprende a ser profesor por ensayo y por error.[ROMO_GLO1] En el camino deben sortearse distintas dificultades, como elaborar tu propia identidad profesional, dominar las técnicas básicas para ser un buen interlocutor, [ROMO_GLO2] resolver el problema de la disciplina[ROMO_GLO3] y adaptar los contenidos al nivel de conocimiento del alumnado.[ROMO_GLO4]
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La enseñanza es una profesión ambivalente. En ella te puedes aburrir soberanamente, y vivir cada clase con una profunda ansiedad; pero también puedes estar a gusto, rozar cada día el cielo con las manos,[ROMO_GLO5] y vivir con pasión el descubrimiento que, en cada clase, hacen tus alumnos.
Como casi todo el mundo, yo me inicié en la enseñanza con altas dosis de ansiedad; quizás porque, como he escrito en otra parte, nadie nos enseña a ser profesores y tenemos que aprenderlo nosotros mismos por ensayo y error. Aún me acuerdo de mi primer día de clase: toda mi seguridad superficial se fue abajo al oír una voz femenina a mi espalda: “¡Qué cara de crío. A éste nos lo comemos!”. Aún me acuerdo de mi miedo a que se me acabara la materia que había preparado para cada clase,[ROMO_GLO6] a que un alumno me hiciera preguntas comprometidas, a perder un folio de mis apuntes y no poder seguir la clase... Aún me acuerdo de la tensión diaria para aparentar un serio academicismo, para aparentar que todo estaba bajo control, para aparentar una sabiduría que estaba lejos de poseer...[ROMO_GLO7]
Luego, con el paso del tiempo, corrigiendo errores y apuntalando lo positivo, pude abandonar las apariencias y me gané la libertad de ser profesor: la libertad de estar en clase con seguridad en mí mismo[ROMO_GLO8] , con un buen conocimiento de lo que se puede y lo que no se puede hacer en una clase; la libertad de decir lo que pienso, de ensayar nuevas técnicas para explicar un tema, de cambiar formas y modificar contenidos. Y con la libertad llegó la alegría: la alegría de sentirme útil a los demás, la alegría de una alta valoración de mi trabajo, la alegría por haber escapado a la rutina convirtiendo cada clase en una aventura y en un reto intelectual.[ROMO_GLO9]
Pensar y sentir
El camino y la meta me los marcó Unamuno en una necrológica de Giner de los Ríos, leída por azar en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza: “Era tan hombre y tan maestro, y tan poco profesor -el que profesa algo-, que su pensamiento estaba en continua y constante marcha, mejor aun, conocimiento... y es que no escribía lo ya pensado, sino que pensaba escribiendo como pensaba hablando, pensaba viviendo, que era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir”.[ROMO_GLO10]
”Era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir”... Miguel de Unamuno y su preocupación por enlazar pensamiento y sentimiento... Nunca encontré una mejor definición del magisterio: dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer pensar y sentir; ambas cosas juntas. Muchos colegas coinciden en este punto. Mª Carmen Díez, desde la escuela primaria, expresa así su visión actual de la enseñanza: “ahora entiendo la escuela como un sitio adonde vamos a aprender, donde compartimos el tiempo, el espacio y el afecto con los demás; donde siempre habrá alguien para sorprenderte, para emocionarte, para decirte al oído algún secreto magnífico[ROMO_GLO11] ”. Fernando Corbalán, un profesor de secundaria, tras hablarnos de que en clase tenemos que divertirnos, buscar el ansia de saber y propiciar una atmósfera de investigación, concluye: “Y no se piense que sólo se abre la mente a los alumnos. También la del profesor se expande y se llena de nuevos matices y perspectivas más amplias, y funciona la relación enriquecedora en los dos sentidos. Mi experiencia, al menos, me dice que algunos de los juegos y problemas con los que he disfrutado, y que sigo utilizando, han tenido su origen en la dinámica de la clase... Y cuando se crea esa atmósfera mágica en clase, con los fluidos intelectuales en movimiento, pocas actividades hay más placenteras[ROMO_GLO12] ”.
Hace tiempo, descubrí que el objetivo es ser maestro de humanidad. Lo único que de verdad importa es ayudarles a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea.[ROMO_GLO13] Para ello, no hay otro camino que rescatar, en cada una de nuestras lecciones, el valor humano del conocimiento. Todas las ciencias tienen en su origen a un hombre o una mujer preocupados por desentrañar la estructura de la realidad. Alguien, alguna vez, elaboró los conocimientos del tema que explicas, como respuesta a una preocupación vital. Alguien, sumido en la duda, inquieto por una nueva pregunta, elaboró los conocimientos del tema que mañana te toca explicar. Y ahora, para hacer que tus alumnos aprendan la respuesta, no tienes otro camino más que rescatar la pregunta original. No tiene sentido dar respuestas a quienes no se han planteado la pregunta; por eso, la tarea básica del docente es recuperar las preguntas, las inquietudes, el proceso de búsqueda de los hombres y mujeres que elaboraron los conocimientos que ahora figuran en nuestros libros.[ROMO_GLO14] La primera tarea es crear inquietud, descubrir el valor de lo que vamos a aprender, recrear el estado de curiosidad en el que se elaboraron las respuestas. Para ello hay que abandonar las profesiones de fe en las respuestas ordenadas de los libros, hay que volver las miradas de nuestros alumnos hacia el mundo que nos rodea y rescatar las preguntas iniciales obligándoles a pensar.
Cada día, antes de explicar un tema, necesito preguntarme qué sentido tiene el que yo me ponga ante un grupo de alumnos para hablar de esos contenidos, qué les voy a aportar, qué espero conseguir[ROMO_GLO15] . Y luego, cómo enganchar lo que ellos saben, lo que han vivido, lo que les puede preocupar, con los nuevos contenidos que voy a introducir. [ROMO_GLO16] Por último me lanzo un reto: me tengo que divertir explicándolo, [ROMO_GLO17] y esto es imposible si cada año repito la explicación del tema como una salmodia, con la misma gracia en el mismo sitio y los mismos ejemplos; llevo treinta años oyéndome explicar los temas, en algunas ocasiones, repitiéndolos dos o tres veces en distintos grupos; he calculado que me jubilo el año 2.021 y estoy seguro de que moriré de aburrimiento si me oigo año tras año repitiendo lo mismo, con mis papeles cada vez más amarillos y los rebordes carcomidos. La renovación pedagógica, para mí, es una forma de egoísmo: con independencia del deseo de mejorar el aprendizaje de mis alumnos, la necesito como una forma de encontrarme vivo en la enseñanza[ROMO_GLO18] , como un desafío personal para investigar nuevas formas de comunicación, nuevos caminos para hacer pensar a mis alumnos... “pensaba hablando, pensaba viviendo, que era su vida pensar y sentir y hacer pensar y sentir...” Desde esta perspectiva, la enseñanza recupera cada día el sentido de una aventura que te rescata del tedio y del aburrimiento, y entonces encuentras la libertad de expresar en clase algo que te es muy querido. Inmediatamente recibes la respuesta: cien alumnos pican el anzuelo de tu palabra y ya puedes dejar correr el sedal, modulas el ritmo de tu explicación a la frecuencia que ellos emiten con sus gestos y sus preguntas, y la hora se pasa en un suspiro -también para ellos-. Y entonces descubres la alegría: ese momento de magia te recompensa las horas de estudio y te hace sentirte útil en la enseñanza.[ROMO_GLO19]
No hay mejor regalo de los dioses que encontrar un maestro. A veces tenemos la fortuna de encontrar a alguien cuya palabra nos abre horizontes antes insospechados, nos enfrenta con nosotros mismos rompiendo las barreras de nuestras limitaciones; su discurso rescata pensamientos presentidos que no nos atrevíamos a formular, e inquietudes latentes que estallan con una nueva luz. Y, curiosamente, no nos sentimos humillados por seguir el curso de un pensamiento ajeno; por el contrario, su discurso nos libera y nos ensancha creando en nosotros un juicio paralelo con el que reestructuramos nuestra forma de ver la realidad; y luego, extinguida la palabra, aún encontramos los ecos que rebotan en nuestro interior obligándonos a ir más allá, a pensar por nuestra cuenta, a extraer nuevas conclusiones que no estaban en el discurso original[ROMO_GLO20] ... Este es el objetivo: ser maestros de humanidad... a través de las materias que enseñamos, o quizás, a pesar de las materias que enseñamos; recuperar y transmitir el sentido de la sabiduría; rescatar para nuestros alumnos, de entre la maraña de la ciencia y la cultura, el sentido de lo fundamental permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea.
Las dificultades
He hablado de mis precarios inicios en la enseñanza, y de mi visión actual tras treinta años de recorrido profesional; pero, para ayudar a otros a recorrer el mismo camino, tengo ahora que hablar del proceso intermedio, e, inevitablemente, de las dificultades a sortear.
Identidad profesional
El primer problema consiste en elaborar tu propia identidad profesional. Esto implica cambiar tu mentalidad, desde la posición del alumno que siempre has sido, hasta descubrir en qué consiste ser profesor. Y aquí aparecen los primeros problemas, porque hay enseñantes que no aceptan el trabajo de ser profesor. Las dificultades suelen ser distintas entre los profesores de primaria respecto a los de secundaria.
Entre los de primaria el peor problema es la idealización: la formación inicial que han recibido suele repetir con insistencia lo que el buen profesor “debe hacer”, lo que “debe pensar” y lo que “debe evitar”; pero nadie les ha explicado, en términos prácticos, cómo actuar, cómo enfocar los problemas de forma positiva y cómo eludir las dificultades más comunes. Han aprendido contenidos de enseñanza, pero no saben cómo organizar una clase, ni cómo ganarse el derecho a hacerse oír.[ROMO_GLO21] Así, se les ha repetido hasta la saciedad la importancia de la motivación para el aprendizaje significativo: “el buen profesor debe motivar a sus alumnos”; pero nadie se ha preocupado de que aprendieran de forma práctica diez técnicas específicas de motivación. Pese a que una de las principales tareas a desarrollar en su trabajo será la enseñanza de la lectura y la escritura, muy pocas diplomaturas de maestro incluyen un curso de lectoescritura, mientras que es frecuente que se dediquen cursos enteros al aprendizaje de la fonética.
Por estos caminos, al llegar al trabajo práctico en la enseñanza, el profesor novato se encuentra con que tiene claro el modelo de profesor ideal, pero no sabe cómo hacerlo realidad. Tiene claro lo que debería hacer en clase, pero no sabe cómo hacerlo. “El choque con la realidad” dura dos o tres años; en ellos el profesor novato tiene que solucionar los problemas prácticos que implica entrar en una clase, cerrar la puerta y quedarse a solas con un grupo de alumnos.[ROMO_GLO22]
En este aprendizaje por ensayo y error, uno de los peores caminos es el de querer responder al retrato robot del “profesor ideal”; quienes lo intentan descubren la ansiedad de comparar, cada día, las limitaciones de una persona de carne y hueso con el fantasma etéreo de un estereotipo ideal. Desde esta perspectiva, si las cosas salen mal es por que yo no valgo, por que yo no soy capaz de dominar la clase; y, de esta forma, los profesores novatos se ponen a sí mismos en cuestión, y, a veces, cortan los canales de comunicación con los compañeros que podrían ayudarles: ¿cómo reconocer ante otros que yo tengo problemas en la enseñanza, si el “buen profesor” no “debe” tener problemas en clase? [ROMO_GLO23] Como señala el artículo de Fernández Cruz, la identidad profesional se alcanza tras consolidar un repertorio pedagógico y tras un periodo de especialización, en el que el profesor novato tiene que volver a estudiar temas y estrategias de clase, ahora desde el punto de vista del profesor práctico y no del estudiante de magisterio.[ROMO_GLO24]
Entre los profesores de secundaria, el problema de la identidad profesional es mucho más grave. Como señala Fernando Corbalán: “la inmensa mayoría de los profesores de secundaria nunca tuvimos una vocación clara de enseñantes... Estudiamos una carrera para otra cosa (matemático profesional, químico, físico,...)”. En efecto, nuestros profesores de secundaria se forman en unas Facultades universitarias de Ciencias y Letras que, ni por asomo, pretenden formar profesores.[ROMO_GLO25] En ellas predomina el modelo del investigador especialista. Como resultado de este modelo, el profesor que llega al Instituto para explicar Geografía e Historia, y, con un poco de mala suerte un curso suelto de Ética, se identifica a sí mismo como “medievalista”, ya que, durante los últimos cinco años de su vida, la Universidad le ha insistido en la necesidad de estudiar Paleografía, Epigrafía y Numismática, Latín y Árabe para acceder a los documentos medievales, y se le ha iniciado en el trabajo de Archivo, centrándole en una época histórica muy determinada y permitiéndole olvidar el resto de la historia. Al parecer, nadie se ha puesto a pensar en el problema de identidad que sobreviene a nuestro medievalista cuando se enfrenta a una clase bulliciosa de treinta adolescentes en una zona rural o en un bario conflictivo. El sentimiento de error y de autoconmiseración se apodera de nuestro nuevo profesor. El es un investigador, un medievalista, ha pasado dos veranos en el archivo de Simancas preparando su Tesina entre documentos originales que él es capaz de descifrar... ¿por qué le obligan ahora a enseñar Historia General, que no es lo suyo, y, de paso Geografía y Ética? Y, además, descubre horrorizado que los alumnos no tienen el menor interés por la Historia, y que temas claves de su especialidad -como el apasionante tema de su tesina- se despachan con dos párrafos en el libro de texto.[ROMO_GLO26]
Para colmo, nuestro futuro profesor de secundaria se da cuenta de que no sabe cómo organizar una clase, cómo lograr un mínimo orden que permita el trabajo y cómo ganarse la atención de los alumnos. Aquí, el problema de perfilar una identidad profesional estable pasa por un auténtico proceso de reconversión, en el que el elemento central consiste en comprender que la esencia del trabajo del profesor es estar al servicio del aprendizaje de los alumnos. ¡Qué duro resulta comprender esto a la mayor parte de nuestros profesores de secundaria y de Universidad! Ellos son investigadores, especialistas, químicos inorgánicos o físicos nucleares, medievalistas o arqueólogos, ¿por qué van ellos a rebajar sus niveles de conocimientos a la mentalidad de treinta adolescentes bárbaros? ¡Hay que mantener el nivel! -gritan exaltados-, y ello significa, en la práctica, que dan clase para dos o tres privilegiados, mientras el resto de los alumnos van quedando descolgados. Y además, hasta el fin de sus días, vivirán la enseñanza rumiando la afrenta de que la sociedad les obligue a abandonar el Olimpo de su investigación para mantener contacto un grupo de adolescentes.[ROMO_GLO27]
Por contra, algunos profesores consiguen estar a gusto en su trabajo, y descubren que esto pasa, necesariamente, por una actitud de servicio hacia los alumnos, por el reconocimiento de la ignorancia como el estado inicial previsible, por aceptar que la primera tarea es encender el deseo de saber, por aceptar que el trabajo consiste en reconvertir lo que sabes para hacerlo accesible a un grupo de adolescentes.[ROMO_GLO28] .. Un viejo maestro me decía que, enseñar al que no sabe está catalogado, oficialmente, entre las obras de misericordia; y, en efecto, hace falta un cierto sentido de la humildad para aceptar que tu trabajo consiste en estar a su servicio, en responder a sus preguntas sin humillarlos, en esperar algunas horas en tu despacho por si alguno quiere una explicación extra, en buscar materiales que les hagan asequible lo esencial, y en recuperar lagunas de años anteriores para permitirles acceder a los nuevos conocimientos. Lo único verdaderamente importante son los alumnos[ROMO_GLO29] ... Esa enorme empresa que es la enseñanza no tiene como fin nuestro lucimiento personal, nosotros estamos allí para transmitir la ciencia y la cultura a las nuevas generaciones, para transmitir los valores y las certezas que la humanidad ha ido recopilando con el paso del tiempo, y advertir a las nuevas generaciones del alcance de nuestros grandes fracasos colectivos[ROMO_GLO30] . Esa es la tarea con la que hemos de llegar a identificarnos.
Comunicación e interacción
El segundo problema a solucionar para ganarse la libertad de estar a gusto en clase hace referencia a nuestro papel de interlocutor. Un profesor es un comunicador, es un intermediario entre la ciencia y los alumnos, que necesita dominar las técnicas básicas de la comunicación. Además, en la mayor parte de los casos, las situaciones de enseñanza se desarrollan en un ámbito grupal, exigiendo de los profesores un dominio de las técnicas de comunicación grupal. Por tanto, ese proceso de aprendizaje inicial, que ahora se hace por ensayo y error, implica entender que una clase funciona como un sistema de comunicación e interacción.[ROMO_GLO31]
Una buena parte de las ansiedades y los problemas de los profesores debutantes se centran en este ámbito formal de lo que se puede y lo que no se puede decir o hacer en una clase[ROMO_GLO32] . El profesor novato descubre enseguida que, además de los contenidos de enseñanza, necesita encontrar unas formas adecuadas de expresión[ROMO_GLO33] , en las que los silencios son tan importantes como las palabras, en las que el uso de una expresión castiza puede ser simpático o hundirnos en el más espantoso de los ridículos. El problema no consiste sólo en presentar correctamente nuestros contenidos, sino también en saber escuchar, en saber preguntar y en distinguir claramente el momento en que debemos abandonar la escena[ROMO_GLO34] [ROMO_GLO35] . Para ello hay que dominar los códigos y los canales de comunicación, verbales, gestuales y audiovisuales; hay que saber distinguir los distintos climas que crean en el grupo de clase los distintos tonos de voz que el profesor puede usar: un tono grave y pausado induce al grupo a la reflexión, mientras que si queremos animar un debate debemos subir algo el tono de voz... etc.
Los profesores experimentados saben qué lugar físico deben ocupar en una clase, dependiendo de lo que ocurra en ella; saben interpretar las señales gestuales que emiten los alumnos para regular nuestro ritmo de clase, y el dominio de éstas y otras habilidades de comunicación requiere entrenamiento, reflexión y una constante actitud de autocrítica para depurar nuestro propio estilo docente. Al final, conseguimos ser dueños de nuestra forma de estar en clase, conseguimos comunicar lo que exactamente queremos decir, y logramos mantener una corriente de empatía con nuestros alumnos.[ROMO_GLO36]
Disciplina
Otro obstáculo serio a superar, quizás el que genera en los novatos la mayor ansiedad, es el problema de la disciplina. En realidad, es un problema muy unido a nuestros sentimientos de seguridad y a nuestra propia identidad como profesores[ROMO_GLO37] . En este tema he visto de todo: desde colegas que entran el primer día en clase pisando fuerte, con aires de matón de barrio, porque alguien les ha dado el viejo consejo de que no pueden sonreír hasta Navidad, hasta colegas desprotegidos e indefensos incapaces de soportar el más mínimo conflicto personal. Entre esos dos extremos que van desde la indefensión hasta las respuestas agresivas, el profesor tiene que encontrar una forma de organizar a la clase para que trabaje con un orden productivo. Y, en cuanto comienza a hacerlo, descubre que esto tampoco se lo han enseñado. Se supone que el “buen profesor” debe saber organizar la clase, pero en pocas ocasiones se le ha contado al futuro profesor dónde está la clave para que el grupo funcione sin conflictos.
El viejo supuesto, según el cual, “para enseñar una asignatura lo único realmente importante es dominar su contenido” encuentra en este campo su negación más radical. Entonces, el profesor descubre que debe atender otras tareas distintas a las de enseñar: tiene que definir funciones, delimitar responsabilidades, discutir y negociar los sistemas de trabajo y de evaluación hasta conseguir que el grupo trabaje como tal. [ROMO_GLO38] Y esto requiere una atención especial, a la que también hay que dedicar un cierto tiempo. El razonamiento y el diálogo son las mejores armas, junto con el convencimiento de que los alumnos no son enemigos de quienes tienes que defenderte. Mi experiencia me dice que los alumnos son seres esencialmente razonables; es posible que, si te dejas, intenten llevarte al huerto y bajar algo tus niveles de exigencia, pero si la razón te asiste y en ella fundas tu propia seguridad, los alumnos saben descubrir muy bien cuáles son los límites.
Contenidos y niveles
Por último, nos queda el problema de adaptar los contenidos de enseñanza al nivel de conocimientos de los alumnos. [ROMO_GLO39] El profesor novato tiene que entender que ha dejado la Universidad, tiene que desprenderse de los estilos académicos del investigador especialista, y adecuar su enfoque de los conocimientos para hacerlos asequibles a su grupo de clase. Yo también protesto por el bajo nivel con el que me llegan mis alumnos, pero protestar no sirve de nada, tienes los alumnos que tienes, y con ellos no hay más que una alternativa: o los enganchas en el deseo de saber, o los vas dejando tirados conforme avanzas en tus [ROMO_GLO40] explicaciones. Hay quien, en salvaguarda del nivel de enseñanza, adopta la segunda opción; pero a mí siempre me ha parecido el reconocimiento implícito de un fracaso; quizás porque, como dije antes, hace tiempo que descubrí que en cualquier asignatura, lo único importante es ser maestro de humanidad.
El orgullo de ser profesor
Y ahora, ya, el tiempo corre en mi contra. No espero nada nuevo del futuro: he hecho lo que quería hacer, y estoy donde quería estar. Es posible que mucha gente piense que ser profesor no es algo socialmente relevante, pues nuestra sociedad sólo valora el poder y el dinero; pero a mí me queda el desafío del saber y la pasión por comunicarlo[ROMO_GLO41] . Me siento heredero de treinta siglos de cultura, y responsable de que mis alumnos asimilen nuestros mejores logros y extraigan consecuencias de nuestros peores fracasos. Y, junto a mí, veo a un nutrido grupo de colegas, en las zonas rurales más apartadas y en los barrios más conflictivos, orgullosos de ser profesores, trabajando día a día por mantener en nuestra sociedad los valores de la cultura y el progreso... entre ellos hay valiosos maestros de humanidad: hombres y mujeres empeñados en enseñar a sus alumnos a enfrentarse consigo mismos desde el preescolar hasta la Universidad.
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MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)
Escritor, filósofo, humanista. Rector de la Universidad de Salamanca. Autor de una extensa obra literaria en la que destacan sus ensayos, en los que analiza la realidad social con una visión crítica y con una fuerte implicación personal. Se le considera uno de los mejores representantes de la Generación del 98. Su enfrentamiento a la dictadura de Primo de Rivera le llevó al destierro.
FRANCISCO GINER DE LOS RIOS (1839-1915)
Catedrático de derecho de la Universidad de Madrid. En 1876 renuncia a su puesto en defensa de la libertad de cátedra y funda la Institución Libre de Enseñanza, la institución educativa más innovadora en la España de finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Su Residencia de Estudiantes es el centro clave de reunión y de formación de los mejores intelectuales y artistas españoles del siglo XX.

[ROMO_GLO1]Es verdad, ya que considero que al tener una formación profesional diferente, los docentes nos vamos formando conforme vamos ensayando sobre la marcha y aprendemos de los errores, teniendolos en cuenta para no volver a cometerlos, sino para mejorar.

[ROMO_GLO2]Control de sí mismo para dominar los nervios y conducirse ante los estudiantes de manera correcta, sin gritar, modulando la voz, hacerlos pensar para que se transporten imaginariamente a una situación en especial, saber escucharlos, tomar en cuenta sus opiniones para enriquecer el tema.

Dominio de grupo sin autoritarismo, mas [ROMO_GLO3] bien a base de concientización para respetar las reglas del juego y los roles que se tienen

[ROMO_GLO4]Precisamente lo que comenté en mi práctica docente diaria, no debo pensar que como yo ya lo sé los estudiantes rápido lo captarán, por lo que debo idear la forma en transmitirles el conocimiento con un lenguaje adecuado a su condiciones de jóvenes bachilleres.

[ROMO_GLO5]Así quiero ser y hacer docente, ya he tenido la fortuna de gozar una clase y verdaderamente el tiempo se va volando, ni siento como se pasa y la satisfacción de ver que los estudiantes difrutaron la sesión es para mí un verdadero deleite.

[ROMO_GLO6]Así he sentido yo, y ahora que veo que no solo me pasa a mi, siento ánimos de mejorar

[ROMO_GLO7]Esa sabiduría quiero que salga a flote por simple añadidura al haber planeado adecuadamente mi sesión y mis formas de comunicología con los chicos para que no sea aparente sino auténtica.

[ROMO_GLO8]De esa libertad quiero gozar, quiero impregnarme, tengo alguien importantísimo a quien cuidar pero con esfuerzo voy a poder con todo.

[ROMO_GLO9]Vaya que es un reto y lo quiero vivir, aprender a distinguir lo que no debo hacer en clase, respetar las diferentes formas de pensamiento, de investigar para conocer otras técnicas de enseñanza para no aburrirlos para no fastidiarlos y para no ponerme nerviosa yo.

La alegría que me cause será mi recompensa y porque no decirlo, un premio para ellos, pues cuando ingresan a educación media superior no escogen a sus maestros, así que espero que los estudiantes tengan el premio de tener una buena facilitadora frente a ellos.

[ROMO_GLO10]Es tan alto esto para mi, que difícilmente creo que se pueda lograr, que hermoso sería hacer pensar y sentir a los demás, así la clase se transportaría a niveles maravillosos de conocimiento vivo.

[ROMO_GLO11]Así quiero a mi escuela, quiero compartir, quiero ser ejemplo, quiero reir, y quiero emocionarme día con día y ser participe de la emoción de los estudiantes.

[ROMO_GLO12]Aprender juntamente con los estudiantes día con día para estar en sintonía, de tal manera que disfrute mis clases.

[ROMO_GLO13] Ya recuerdo una frase que los he dicho a los estudiantes, la información, los conocimientos, las reglas están dadas en tantas fuentes de información que hoy en día contamos, pero el jóvenes honrado, responsable, con valores, ese solo se moldea a base de concientización y amor a sus semejantes, hagan lo que les dicte su corazón limpio y nunca permitan que la vileza del delito penetre en sus vidas, pues ese día ya no podrán mirar a sus padres con la frente en alto ni a la sociedad.
El sentido humano, el ingrediente de honradez y responsabilidad, eso se debe llevar tatuado.

Cuanto deseo ser ese maestro de humanidad, para que de los jóvenes aflore su verdadero yo, y los haga con mi clase hábidos de indagar, urgar y buscar el verdadero significado de lo que les rodea y valorarlo respetándose a si mismos y a sus semejantes.



[ROMO_GLO14]Hacer pensar y sentir como el autor me lo dice, así quiero vivirlo, yo debo hacer que surgan inquietudes, que se prenda la duda, que se entusiasmen en la clase, que se enseñen a pensar, que pregunten y yo sepa conducirlos, que pregunten y yo sepa responderles, que pregunten y yo sepa motivarlos.

[ROMO_GLO15]Encontrar el sentido de las cosas, meditarlas yo, explicármelas yo, para ver que tan benéficas serán para mis alumnos.

[ROMO_GLO16]Ahora bien, una vez que yo ya me convencí de su importancia, tendré que ser muy hábil para hacer que ellos compartan lo que saben al respecto y que tan importante les resulta.

[ROMO_GLO17]Ser innovador, original para que primeramente yo esté a gusto en la clase y por ende haga que los jóvenes también estén a gusto, es decir nos divirtamos ambos con la apropiación del conocimiento, sin caer en la rutina ni en el descontrol.

[ROMO_GLO18]Que hermoso es disfrutar una sesión de clases, concluir el día y todavía toparme con estudiantes que salieron tan motivados que insisten en continuar con la plática del tema aún en los pasillos, eso si que es verdadero manjar y de cuando en cuando lo he sentido, cosa que a pesar del cansancio al término del día, me deja tan contenta que quisiera gritar y decir que feliz soy por ser maestra.

[ROMO_GLO19]No importa el cansancio si tienes la satisfacción de haber sido útil a tu plantel, a tus estudiantes y a la sociedad.

[ROMO_GLO20]Y ver como sus caritas se llenan de emoción, como levantan la mano para participar, como se enojan de que no se les da pronto la palabra para decir algo que vivieron, algo que les pasa, algo de lo que se percatan sucede en su entorno, es ahí, de lo que nos debemos valer los maestros, para hacerlos que se explayen en sus puntos de vista, en su sentir, en su opinión y cuando en alguna vez he logrado eso, los jóvenes ni permiso para el baño piden.

[ROMO_GLO21]Yo no se si puedo comentar respecto a los profesor de primaria, pero como se perfectamente que tengo vocación de docente, pues con su permiso haré algunos comentarios. Coincido con el autor de que el docente muchas veces se hace por ensayo y error, por eso quiero aprender a conocerme a mi misma, mis capacidades, donde están mis fortalezas y cuáles son mis debilidades, de tal forma que me valga de las primeras para aprender a organizar mi clase y hacerme entender con los estudiantes, hacer de mis debilidades un reto a vencer para sacar provecho de ellas cuando en lugar de debilidades se conviertan en herramientas de concientización para ser pausada y no comerme de un bocado la clase, como recuerdo que en mi práctica docente se los comenté.

[ROMO_GLO22]Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia compañeros.

[ROMO_GLO23]Yo si lo reconozco, pero no quiero caer en lamentaciones del profesor novato, que no sirvo, que no valgo, etc., sino, primeramente tengo que abrirme al diálogo, alguien me ha de ayudar con sus consejos y sugerencias y si me critican ni modo, he aprendido que nadie es perfecto, me doy cuenta de los problemas que tengo y por eso a pesar de que no tengo tiempo para la especialización pues mi bebita absorbe mi tiempo completito ahorita en mi incapacidad, espero darme tiempecitos para que la especialización me sirva para mejorar mi trabajo docente,

[ROMO_GLO24]Que importante me resulta este apartado, ese repertorio no se de donde pero quiero tenerlo para saber conducirme con los estudiantes, estoy convencida que un maestro nunca debe dejar de actualizarse y especializarse (aunque no tenga tiempo), aprender estrategias, diseñar rutas, motivar sin hablar demasiado y lograr la alegría anhelada.

[ROMO_GLO25]Aquí precisamente veo la diferencia. Yo a pesar de que mi formación profesional es otra, el servicio docente me ha llamado sobre manera la atención, así que habrá que conjuntar mi profesión y mi compromiso docente.

[ROMO_GLO26]Nadie nos puede obligar, si no estamos convencidos debemos tener el valor suficiente para decir “no” y dedicarnos a otra actividad laboral.
Para que México tenga buenos docentes hay que hacernos una instrospectiva, ¿será nuestro caso?

[ROMO_GLO27]Ya lo comenté líneas arriba, tenemos que ser humildes y comprender que al estudiante debemos hablarle con un lenguaje que comprenda, así que no nos debemos sentir los dioses del Olimpo con tantos tecnisismos que nadie comprende.

[ROMO_GLO28]Esa llama del deseo es la que tengo que restregar para que encienda y como anhelo aprender a aterrizar mis conocimientos para hacerlos digeribles con los estudiantes de tal manera que me de a entender sin palabrería rebuscada.

[ROMO_GLO29]Así lo veo, los jóvenes son el motivo fundamental del docente.

[ROMO_GLO30]Efectivamente no debemos lucirnos, ni pensar que somos el docente mas chipocludo del plantel, tenemos que ser humildes todos los docentes aportan su granito de arena, contribuyen a la formación de los jóvenes y merecen el reconocimiento de los colegas pero sin presunción ni buscando el lucimiento.
Tenemos que tener bien claro que si nos decidimos a seguir en esto es para bien de los jóvenes y de la sociedad, que tenemos que inculcar valores, respeto por la diversidad de creencias, costumbres y posiciones económicas, ser un constructor de mentes autónomas, puras y valiosas para la humanidad que tanta falta hacen.

[ROMO_GLO31]Aquí veo lo que aprenderé en la especialización, ser un verdadero intermediario entre la ciencia y los estudiantes lo lograremos con la especialización, tengo que ponerme las pilas para conocer nuevas técnicas, para diseñar estrategias de aprendizaje, para hacer que los jóvenes interactúen entre ellos y con una servidora de forma propositiva.

[ROMO_GLO32]Yo me reconozco como muy hablantina, lo tengo de nacimiento por herencia de mi papá y desde que estaba estudiando la carrera, tenia que ser muy cautelosa para no regarla diciendo cosas que no venían al caso y a la fecha creo que voy mejorando.

[ROMO_GLO33]A base de esfuerzo, dedicación y constancia contaremos con suficiente léxico acorde a los temas para interactuar con nuestros estudiantes sin caer en confusiones o silencios que matan en una clase.

[ROMO_GLO34]La organización correcta para la conducción de la sesión es de vital importancia, (por eso yo, a pesar de que no he podido reconectar mi internet, que espero pronto se logre) espero que esforzándome en la especialización aprenderé a organizar la estructura de la clase como se dice en la reforma: Actividades de apertura, desarrollo y cierre.

[ROMO_GLO35] Primero dominarnos a nosotros mismos

[ROMO_GLO36]Espero algún día tener cubierto este punto y que alegría me dará y a mi familia pues son un aliciente para superarme día con día.

[ROMO_GLO37]En cuanto a la disciplina, yo creo que no al 100% pero he logrado en la mayoría de los grupos que me han tocado en estos dos año s de docencia mantener el respeto y el orden, si bien cuando inicia el semestre y no nos conocemos me quieren llevar al baile, pronto a base de una plática de concientización y mano firme pero sin rayar en negrera, he sabido superar ese negrito en la sopa.

[ROMO_GLO38]Ya llevo muchos comentarios pero no me canso de escribir pues me ha resultado tan interesante este escrito de Esteve.
En este apartado veo otros elementos importantísimos en mi labor docente, pues no basta con tener los conocimientos de la asignatura, hay que lograr un trabajo de calidad en el grupo sabiéndolos organizar, informando correctamente lo que se va a evaluar, dándoles a conocer sus responsabilidades y las mías y armar roles de trabajo arduo pero atractivo.

[ROMO_GLO39]Los jóvenes valen mucho tenemos que respetar sus conocimientos y adecuar el desarrollo de la sesión de acuerdo a su nivel de conocimiento, esto hará que los contenidos se comprendan mejor sin menospreciar los saberes de los estudiantes.

[ROMO_GLO40]Algo al respecto comenté en mi relato de práctica docente, tenemos que explicar un tema en ocasiones para “unos cuantos” con la finalidad de no dejarlos rezagados, esto hace que nos reconozcan que nos preocupamos por todos y cada uno y entonces aquel joven que andaba desenganchado se siente tomado en cuenta y se acerca al final de la clase a decirte “profa le voy a echar mas ganas, gracias por la explicación, aunque mis cuates ya lo sabían y se burlaron porque no lo había entendido, yo le agradezco que me explicó”.

[ROMO_GLO41]Espero leer estas líneas el día que me jubile si Dios así lo permite “me queda la satisfacción de haber sido docente y haber lograr hacer pensar y sentir a mis estudiantes y recordaré a quienes me ayudaron a lograr ser y hacer una buena docente.

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